Argumentos y libretos de óperas

“Lakmé” de Léo Delibes

Lakmé es una ópera en tres actos, con música de Clement Philibert Léo Delibes (1836 – 1891), y libreto en francés de Edmond Gondinet y Philippe Gille, basado en la novela Rarahu ou Le Mariage de Loti de Pierre Loti.

Delibes compuso la música entre 1881 y 1882, y la obra fue estrenada en el Teatro de la Opéra-Comique de París el 14 de abril de 1883.

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Personajes

  • LakméSacerdotisa de Brahmasoprano
  • GéraldOficial del ejécito británico — tenor
  • NilakanthaSacerdote de Brahma, padre de Lakmé — bajo
  • MallikaEsclava de Nilakantha — mezzosoprano
  • HadjiEsclavo de Nilakantha — tenor
  • EllenPrometida de Géraldsoprano
  • FrédérickOficial del ejército británico — barítono
  • RoseAmiga de Ellen — mezzosoprano
  • Miss BentsonInstitutriz de Ellen y Rose — contralto

Argumento

La acción transcurre en la India, en la época de la conquista colonial inglesa, a finales del siglo XIX.

Acto I

Jardín exuberante, con un río al fondo.

Los fieles de Brahma se reúnen para la oración, en el jardín que es el refugio secreto de Nilakantha, sacerdote brahman que ha prometido vengarse de los conquistadores, a pesar de que el culto está prohibido por los ingleses (“A L'heure accoutumée”: A la hora acostumbrada). Tras la plegaria entonada por la sacerdotisa Lakmé, hija de Nilakantha, dirigida a sus dioses Dourga, Siva y Ganeza. Una vez terminada la cermonia, el sacerdote parte hacia la ciudad próxima en la que debe tener, el día siguiente, una gran fiesta, y deja a Lakmé al cuidado de sus servidores, Hadji y Mallika. La joven se quita sus joyas y las deja sobre un banco; después se prepara con su sierva Mallika para el baño (Dúo “viens, Mallika”: vienes Mallika y “Dome épais”: espesa cúpula) y para recoger flores de loto azul para ofrecerlas a Ganeza. Cogen una barca y se marchan río arriba.

Se acerca un grupo de ingleses que sin ningún reparo penetra en el jardín. Este grupo está integrado por Ellen, la hija del gobernador, su amiga Rose y de su dueña Mistress Benton, acompañadas por dos oficiales Frederic y Gerald. Frederick les advierte que no toquen las flores ya que algunas son venenosas, él ha reconocido al guardia de Nilakantha, y exhorta a sus amigos a la prudencia, mientras les habla de Lakmé y de como su padre ha hecho de ella casi una diosa que vive en este retiro aislada del mundo; entonces ellos no pueden evitar el burlarse de las costumbres hindúes y comparar los encantos de sus mujeres con los de las europeas. Tanto las mujeres como los hombres se preguntan cómo pasará el tiempo la joven (“Quand une femme est si jolie”: Cuando una mujer es tan bonita). Cuando se van a ir, una de las chicas se fija en las joyas abandonadas en el banco. Gérald, despreciando toda prudencia, le promete hacer un dibujo de ellas. Cuando el joven se queda solo piensa en la mujer a la que adornan todos aquellos aderezos (“Fantaisie aux divins mensonges”: Fantasía de ilusiones divinas), escondiéndose, al ver que alguien se acerca.

Lakmé y Mallika regresan del baño. La muchacha se pregunta porqué siempre está triste (“Les fleurs me paraissent plus belles”: Las flores me parecen más bellas). Al ver a Gérald grita asustada. Cuando acuden los sirvientes, les dice que no ha sido nada y les pide que vayan a buscar a su padre. Después le advierte al inglés que se juega la vida y que debe olvidar el haberla visto, pero Gérald se siente fascinado por ella (“D'où viens tu?”: ¿De dónde vienes tu? y “C'est le dieu de la jeunesse”: Es el dios de la juventud). El oficial inglés desafía el peligro y se lanza a una declaración de amor.

Al oír que su padre regresa, Lakmé le ruega al inglés que se vaya. Él tiene el tiempo justo para huir cuando la voz del brahamin se deja oir. El sacerdote, desgraciadamente, se ha dado cuenta que su refugio ha sido violado y jura que matará al extranjero que ha penetrado en sus dominios.

Acto II

Mercado de un pueblo.

La plaza hierve de movimiento (“Allons, avant que midi sonne”: Vamos antes de que suene el mediodía); Mistress Bentson, atraída por el exotismo, es víctima de varios robos. Se oye una campana. Es la hora de cerrar. Empieza el festival religioso (Ballet). Aparecen Gérald y Ellen, su prometida. Frederick le dice al joven que el regimiento saldrá antes del amanecer del día siguiente a perseguir a un grupo de rebeldes.

Lakmé y su padre, disfrazados de pordioseros, entran en la plaza. A pesar de que la joven trata todavía de disculpar al inglés que profanó el recinto sagrado, su padre espera encontrarlo para vengarse, aunque tambien le entristece la preocupación de su hija (“Lakmé, ton doux regard”: Lakmé, tu dulce mirada).

Para que el inglés se dé a conocer obliga a la joven a cantar una balada que cuenta la historia de la hija de un paria que socorrió a un joven perdido en el bosque, el que resultó ser Visnú, el hijo de Brahma, quien en agradecimiento se la llevó al cielo a vivir entre los dioses (“Ou va la jeune indoue”: ¿Dónde va la joven hindú?, “La-bas dans la foret”: Allá lejos en el bosque). Nadie aparece. Nilakantha entonces obliga a Lakmé a que siga cantando hasta que la muchacha ve a Gérald y se desmaya en sus brazos.

Aunque el padre lo reconoce nada pueda hacer en este momento. Un grupo de soldados cruza el escenario mientras Nilakantha promete vengarse esa noche (“Des siens séparant”: De los suyos esperando). Luego desaparece.

El fiel Hadji le dice a Lakmé que si puede ayudarla en algo que se lo diga, ya que siempre ha hecho lo que la joven ha querido. Gérald, por fin se encuentra ante su amada. Esta confiesa que le quiere a pesar de adorar a un dios diferente, y le ofrece la oportunidad de vivir siempre juntos en un lugar del bosque donde la joven tiene una cabaña (“Dans la vague d'un reve”: En la vaguedad de un sueño; “Ah! C'est l'amour endormi”: ¡Ah! Es el amor dormido, “Dans laforetpres de nous”: En el bosque cercano).

Se acerca la procesión de los brahmanes que se dirige al templo de Dourga. Frederick se siente preocupado por la expresión de éxtasis de Gérald, e intenta hacer entrar en razón a su amigo hechizado, le recuerda que su seguimiento partirá el día próximo por la mañana, a pesar de todo, confía que al otro día, cuando partan, ya se habrá olvidado de todo. Nilakantha y sus hombres han podido apresar a Gerald y uno de ellos lo ha herido con un puñal. Creyéndole muerto, Lakmé corre a su lado, pero sólo se trata de una herida leve, y con gran alegría y la ayuda de Hadji se lo lleva para esconderlo en el refugio del bosque, (“O Dourga entends nos voix”: Oh Durga, escucha nuestras voces).

Acto III

Jardín con una cabaña de bambú.

Gérald yace sobre un lecho de hojas mientras Lakmé lo arrulla con una nana (“Sous le ael tout étoilé”: Bajo el cielo estrellado). Cuando despierta, la joven le cuenta lo sucedido. El inglés, exaltado por el amor que siente, quiere abandonarlo todo y quedarse a vivir con Lakmé. En la lejanía se oyen las voces de los amantes que se dirigen a la fuente cuyas aguas confieren el amor eterno. Lakmé se ofrece a ir a buscar su agua para que ambos la beban (“Descendons la pente”: Bajemos la pendiente). Gérald se queda solo. Entra Frederick, quien ha seguido los rastros de sangre por el bosque. Tras apelar al compromiso que tiene Gerald con Ellen, y al hecho de que dentro de pocas horas el regimiento partirá, el militar le recuerda su honor de soldado. Entonces Gérald, que hasta este instante estaba decidido a dejarlo todo por Lakmé, comprende que no podría vivir sabiendo que ha traicionado a su patria.

Vuelve la joven y nota que algo ha pasado. A lo lejos se escucha el batallón de soldados que marcha a su destino. Entonces comprueba que el deber llama a su amado. Sin decir nada, mastica una flor venenosa y luego. tras beber el agua, le da la copa a Gérald. El veneno surte etecto con rapidez (“Ils allaient deux à deux”: Se van en parejas; “Tu m'as donné”: Tú me has dado; “Qu'autour de moi tout sombre”: Que a mi alrededor todo desaparezca).

Nilakantha aparece, siempre movido por un deseo de venganza y reconoce al inglés (“C'est lui!”: Es él); el oficial se ofrece para que el brahamin lo apuñale, pero Lakmé se interpone: él a bebido el agua de la fuente sagrada, y estará protegido a partir de ahora y permanecerán unidos para siempre. Entonces, ella muere y su padre, exaltado, piensa en la vida eterna que ahora gozará su hija y se alegra de saberla cerca de los dioses, “en el esplendor de los cielos”.Mientras tanto, el joven llora desconsoladamente.

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Agradecimiento

Agradecemos especialmente la gentileza de los sitios web: Intermezzo, de Rafael Torregrosa Sánchez; y Kareol, de Eduardo Almagro López, por permitirnos utilizar parte de sus contenidos.