Artículos de prensa

12/2004 Ópera. Nabucco, de Giuseppe Verdi

“Nabucco”, con buen elenco vocal

Representación de "Nabucco", de Verdi, con libreto de Temistocle Solera, con el coro (director: Roberto Luvini) y la orquesta de la Casa de la pera de Buenos Aires, con la dirección general de Giorgio Paganini. Puesta en escena, Eduardo Casullo; vestuario, Mariela Daga y Azelio Polo; tecnología audiovisual, Damián Giraldes. Cantantes: Leonardo López Linares, Adelaida Negri, Nino Meneghetti, Eduardo Ayas, Marina Biasotti, Claudio Rotella, Gustavo Torella y Silvia Gatti. En el Teatro Avenida.

"Nabucco" no es sólo la ópera del período temprano de Verdi que instauró su reputación; aún hoy pervive su impulso creador por su fuerza como ópera coral, especialmente con el célebre "Va pensiero?", aunque también por sus arias, concertantes, grandes escenas y una teatralidad principalmente inspirada en el teatro francés de la época. Por consiguiente, su sola enunciación en el repertorio lírico es sinónimo de densidad dramática y considerable riesgo vocal y escénico, algo que los responsables de llevarla a escena en esta oportunidad cuidaron en todos sus aspectos manteniendo el sentido del espectáculo. Su reposición en la temporada está avalada por el mérito de un coro bien preparado, por una orquesta con la diestra dirección de Giorgio Paganini que ha sabido traducir la atmósfera verdiana desde la misma obertura, un elenco de voces bien calibrado, y una concepción escénica que responde a las exigencias de la obra. El considerable esfuerzo de producción que "Nabucco" implica condicionó una escenografía que respeta de manera escueta las líneas épicas del relato y resuelve el trasfondo histórico mediante diapositivas y escenas filmadas.

El clima amenazante de un poder despótico sobre el pueblo hebreo por la invasión de los babilonios comandados por Nabucodonosor y la dramática y bien timbrada invocación del pontífice Zacarías (Nino Meneghetti) en el templo de Salomón estuvo sumamente lograda. La composición de los caracteres, como uno de los requisitos esenciales de esta ópera, tal como acontece con Nabucco y, principalmente, con Abigaille, fue una preocupación significativa del director de escena Eduardo Casullo, quien asimismo desplazó hábilmente las masas corales en escena. En el primer caso, la presencia escénica del barítono Leonardo López Linares, su actuación y la magnífica calidad de su voz explica la notoriedad que está alcanzando en teatros líricos del extranjero. En la cúspide del poder y la soberbia de Nabucco, el "crescendo" coral, orquestal y solístico tuvieron el efecto esperado ("El ídolo caído").

En el segundo, la poderosa caracterización que hizo de Abigaille la soprano Adelaida Negri fue excelente; sus transiciones psicológicas tuvieron justeza e intensidad emocional, particularmente al comienzo del segundo acto ("El impío") al descubrir su verdadera identidad, o en las partes sumamente expuestas en que debió acudir a su proverbial dominio de notas sobreagudas, aunque a veces su caudal se deslizara hacia lo estentóreo. Fueron convincentes Eduardo Ayas (Ismael), con buenos momentos en el primer acto, y Marina Biasotti (Fenena), voz expresiva, de grato color. Claudio Rotella (gran sacerdote), Gustavo Torella y Silvia Gatti, cumplieron sus papeles con idoneidad. Mención aparte merece el brillante desempeño del Coro de la Casa de la pera, magníficamente preparado por Roberto Luvini, con un rendimiento excepcional en "Va pensiero, sull´ali dorate?", una de las grandes piezas líricas del genio de Verdi.

Diario La Nación

Octubre 3, 2004

por Héctor Coda

Diario La Nación - 03/10/2004 - Nota

El coro de la Casa de la Opera de Buenos Aires, destacado protagonista de "Nabucco" en el Avenida.

 

Una impecable versión de “Nabucco”

La ópera de Verdi tuvo el crédito de la dirección de Giorgio Paganini en el Teatro Avenida

Ficha técnica: "Nabucodonosor", drama lírico en cuatro partes. Libro: Temistocle Solera. Música: Giuseppe Verdi. Cantantes: Adelaida Negri, Leonardo López Linares, Nino Meneghetti, Eduardo Ayas, Marina Biasotti, Claudio Rotella, Gustavo Torella y Silvia Gatti. Vestuario Mariela Daga y Azelio Polo. Puesta en escena: Eduardo Casullo. Coro (Roberto Luvini) y Orquesta de la Casa de la Ópera de Buenos Aires (Giorgio Paganini). Avenida (Avenida de Mayo 1222), viernes 1.

Estrenada en el teatro Alla Scala, de Milán, en marzo de 1842, con inspiración en un drama francés de August Anicet-Bourgeois y Francis Cornu tomado del Antiguo Testamento, la ópera "Nabucodonosor" pertenece al llamado primer período verdiano. Reducido bien pronto su nombre al de "Nabucco", con el que se la conoce habitualmente, se trata de una obra de muy fluída inventiva melódica y fuertes exigencias vocales, plena de trozos de magnífico despliegue musical (arias y "cabalette", dúos, coros, concertantes, la obertura), que se constituyó por ello en el primer gran éxito del autor de "La Traviata".

En el marco de la encomiable tarea de promoción del repertorio lírico que viene realizando en forma programática, la Casa de la Ópera de Buenos Aires, que dirige la soprano Adelaida Negri, presentó este título el viernes en el teatro Avenida, ante una sala llena y entusiasta, en una función que pareció de atrayente calidad, armoniosa y bien estructurada en todo sentido.

Notable concertación

Uno de los factores que contribuyeron decisivamente a plasmar este logro fue sin duda la actuación del maestro Giorgio Paganini. Al frente de la orquesta de la entidad organizadora, que sonó agradablemente, el director porteño, radicado desde 1979 en Europa, cumplió una labor en verdad excelente, perfectamente ajustada en la concertación, impecable en los aspectos estilísticos, tensa en la exposición de un discurso en el cual se abrieron los cortes tradicionales, siguiendo la corriente de moda.

Resultó también estupenda la tarea del coro de la misma compañía, cuyo titular, Roberto Luvini, acaba de ganar por concurso el cargo de director del Polifónico Nacional. Reforzado por algunos integrantes de relieve de la masa coral del Colón, el conjunto exhibió loable acople, precisión y belleza sonora, especialmente en las cuerdas masculinas.

En cuanto a los aspectos visuales, cabe apuntar que la puesta de "Nabucco" fue diseñada con extraordinario esmero por Eduardo Casullo. Cuidadoso en gestos y movimientos y exacto en la concepción teatral, su "mise-en-scne" se vió dominada por una serie continua de proyecciones realizadas con llamativo buen gusto sobre un telón de fondo, con seductora belleza de tonos y colores, y notable indagación en el ambiente histórico-geográfico de la pieza.

Las voces solistas

Salvo el barítono Leonardo López Linares (Nabucco), que con excepción de las notas fortes, cantó con emisión muy descubierta y timbre desleído, el resto de los solistas se manejaron con interesante nivel, comenzando, en papeles menores, por Silvia Gatti (Anna) y Gustavo Torella (Abdallo).

La soprano Marina Biasotti (Fenena) volvió a mostrar un registro sugestivo, sólidamente armado, Claudio Rotella (Gran Sacerdote) puso en evidencia un metal consistente, y el tenor Eduardo Ayas (Ismaele) acreditó en esta ocasión si se quiere un lirismo de acentos heroicos, al tiempo que el experimentado bajo Nino Meneghetti (Zaccharia) tuvo decidido impacto y autoridad. Con respecto a Adelaida Negri (Abigaille), corresponde señalar que a su comunicativa elocuencia dramática y a la pureza de su colocación, unió una flexibilidad técnica, ataques netos y un fraseo verdiano, realmente de primer orden.

Diario La Prensa

Octubre 5, 2004

por Carlos Ernesto Ure