Artículos de prensa

11/2004 Ópera en Paraná. Aída, de Giuseppe Verdi

Atractiva versión de la ópera de Verdi

inauguró espacio lírico a orillas del Paraná

Ovacionada “Aída” en Entre Ríos

Paraná - El proyecto "Ópera en Paraná" tiene como objetivo fundamental captar la atención de un público masivo para el género lírico. Si bien hubo en la presente temporada un título previo ("El secreto de Susana", de Wolf-Ferrari en un teatro cerrado) todas las expectativas se han puesto ahora en la realización de la monumental ópera de Giuseppe Verdi, "Aída", creando un nuevo espacio para el arte lírico nacional en la costanera de esta ciudad, a orillas del río Paraná, un lugar dotado por la naturaleza. Estilizadas palmeras rodean al escenario, que hace presentir el cauce del río detrás y mira a un amplio predio que termina en las históricas barrancas.

Ahí, el público se instaló desde temprano con sus sillas plegables o sobre el césped para seguir las alternativas argumentales de la ópera en cuatro actos de Verdi, con libreto de Ghislanzoni según Camille du Locle. En la parte inferior y muy cercano al gran escenario escalonado se dispuso un sector vip, que pagó sus entradas y pudo ver la representación desde sillas acrílicas.

Esta es la primera vez que Paraná asiste a un megaevento de esta naturaleza y, ciertamente, la ansiedad y la concurrencia de miles de personas que ocuparon los distintos ámbitos hizo que en algún momento, pese a que la organización fue bastante prolija y respetuosa, sucedieran inconvenientes como la demora en encontrar los lugares asignados y la del comienzo del espectáculo, que anunciado a las 21, recién arrancó a las 22.05.

Si bien toda la producción de Fundamús (Fundación para la Música), Gobierno de Entre Ríos y Municipalidad de Paraná, apuntó a explotar las características espectaculares de la ópera verdiana -que parece destinada a los grandes acontecimientos históricos-sociales desde su nacimiento en vísperas de la apertura del Canal de Suez- también busca atraer en el futuro a una importante corriente turística nacional e internacional. Tales objetivos propuestos por una suerte de declaración de principios de Fundamús, que ya tiene previstos los títulos para las temporadas de 2005 con "Turandot" (Puccini), 2006 con "El buque fantasma" (Wagner) y 2007 con "Carmen" (Bizet). en una muestra de gran optimismo y entusiasmo colectivo.

En cuanto a la ópera en sí, no se dejó de lado la calidad de la música, siempre bella, de esta obra maestra del compositor italiano. La Orquesta Sinfónica de Entre Ríos con la dirección eficaz del maestro Reinaldo Zemba, la participación de las Bandas de la Policía y del Ejército para la escena triunfal y los coros Fundamús-Opera de Paraná y Lírico de Rosario rindieron con efectividad en las grandes secuencias de conjunto.

Las voces solistas fueron las muy probadas de Carlos Duarte (excelente Radamés), María Luján Mirabelli (una Amneris potente e intensa), Vera Golob (sensible y buena cantante para Aída) y Enrique Gibert-Mella (un aguerrido Amonasro), junto a Oreste Chlopecki, Juan Barrile, Susana Caligaris y Adrián Castagnino todos eficaces tanto musical como dramáticamente. Finalmente debe hacerse un especial elogio para la pericia y la creatividad escénica de Eduardo Casullo, quien manejó a más de 350 personas en un bello y funcional espacio. Las ovaciones finales mostraron la aceptación del público paranaense tanto de la idea como de su concreción. Confiamos en que los ajustes y pulido (entradas y salidas, emisión del sonido amplificado, etc.) vendrán con las sucesivas funciones.

Diario Ámbito Financiero

Noviembre 17, 2004

por Eduardo Vincent

Ambito Financiero - 17/11/2004 - Nota
 

Con 350 artistas en escena

“Aída”, en Paraná y al aire libre

La famosa ópera de Verdi se representó en el parque Urquiza

PARANA.- La representación de la ópera "Aida" al aire libre, junto a la ribera del Paraná, un sitio excepcional de esta bella ciudad, con la asistencia de varios miles de espectadores, marcó un hito histórico en la vida artística y cultural de la capital entrerriana.

"Aida", una de las óperas más populares de Giuseppe Verdi, contó con la participación de 350 artistas en escena, entre cantantes, músicos, bailarines y figurantes locales, a los que se sumaron figuras de relieve de la lírica, pertenecientes al Teatro Colón. Constituyó un acontecimiento que será recordado por la aceptación masiva de la población paranaense y de otros sitios del país, presentes desde hora temprana en las barrancas del parque Urquiza.

La función ofrecida fue la primera de una serie programada para los años próximos y pertenece al proyecto Opera en Paraná, auspiciado por el gobierno de la provincia y la Municipalidad de la ciudad, con el aporte de Fundamús (Fundación para la Música) que, además de crear un espacio cultural con participación de la población, aspira a movilizar a cuerpos técnicos y artísticos locales.

Ni la noche destemplada ni los inconvenientes surgidos para que el público multitudinario accediese a los lugares prefijados frente al escenario -lo que demoró una hora el comienzo de la representación- afectaron el lucimiento de este espectáculo, que se prolongó hasta la madrugada. Hubo coloridos intervalos en los que egipcios y etíopes (enemigos en escena) confraternizaban animadamente en las inmediaciones, y las bailarinas tomaban café para reparar fuerzas.

Un espectáculo atrayente

Al genio lírico-dramático de Verdi se sumó una eficaz sonorización de las voces sin distorsiones, adecuada iluminación escénica y una pantalla gigante al lado del escenario que posibilitó una mejor lectura expresiva de los gestos, además de la necesaria traducción de los textos cantados. El resto fue el fervor lírico conjunto que pusieron sus intérpretes en este espectáculo majestuoso. Los conflictos personales y políticos que combina el libreto original de Camille Du Locle, adaptado al verso italiano por Antonio Ghislanzoni, con intervención del propio Verdi, desencadenó pasiones en las voces de Vera Golob (Aída) y María Luján Mirabelli (Amneris) por el amor de un mismo hombre, Radamés (Carlos Duarte) en un triángulo de creciente intensidad expresiva hasta el trágico final.

Ideal para la imaginación

El amplio escenario, flanqueado por palmeras, con plataformas escalonadas que enmarcaron la acción en el palacio de Menfis, con la geometría de las pirámides al fondo, fueron fáciles vías para la imaginación; así, el Paraná fue el Nilo, y Radamés entró en escena con sones marciales después de haber vencido a los invasores. Duarte animó el personaje con autoridad, excelente emisión vocal, vibrante y generosa, y su "Celeste Aída" tuvo emotiva expresión. También Golob y Mirabelli dieron lo mejor de sí, con expresivos acentos en su composición psicológica (la primera, unida a una muy buena línea de canto, y la segunda, a una conmovedora acción dramática junto a un atrayente color vocal). El bajo Juan Barrile fue muy convincente en su Ramfis y el barítono Enrique Gibert Mella (Amonasro) cumplió una lucida labor. Fue eficaz Orestes Klopecki (Rey de Egipto) y expresiva la soprano Susana Caligaris, como la sacerdotisa Shapenupet (esta vez, expuesto al público).

Sin duda, la responsabilidad y eficacia con las que encaró el director de escena Eduardo Casullo el desafío de esta primera representación ha de quedar como un jalón en su carrera. También la Sinfónica de Entre Ríos, con la autorizada conducción de Reinaldo Zemba contribuyó al éxito, junto con las masas corales intervinientes (el Coro de Fundamús de Buenos Aires, el Coro Pía Malaglori de Rosario y el Coro Opera de Paraná).

La intervención del cuerpo de baile fue otro de los atractivos de esta representación, cuya escenografía cumplió un elogiable cometido. Otra colaboración sumamente eficaz fue la de la Banda Militar del Comando de la Brigada Blindada II y la de la Policía de Entre Ríos, lo cual lleva a la reflexión de que la conjunción de esfuerzos conducidos con probidad y entusiasmo creativo suele ser coronado por el éxito.

Diario La Nación

Noviembre 16, 2004

por Héctor Coda

Diario La Nación - 16/11/2004 - Foto
 

Aída, en una noche mágica

La rotonda del Puerto Nuevo, el río Paraná de fondo y las pobladas barrancas dieron el marco a un acontecimiento cultural único.

Anoche, el Parque Urquiza se vistió de ópera. Y fue Aída, la célebre obra de Giusseppe Verdi, la que cautivó a miles de paranaenses que se acercaron hasta la Costanera baja para disfrutar de un megaespectáculo de jerarquía en una fría noche.

Con cierta desorganización en cuanto a las ubicaciones, el inicio se vio demorado hasta las 22.05. Una voz en off pidió disculpas y luego de solucionado el problema se reinició el espectáculo.

Allí, la orquesta dirigida por el maestro Reinaldo Zemba logró superar las primeras dificultades para luego lanzarse a la conquista de un público ávido por verse sorprendido.

Un gran escenario, un cuidado vestuario, una multiplicidad de voces y actuaciones de nivel conformaron la esperada puesta en escena, a cargo de solistas consagrados y parte del elenco del Teatro Colón de Buenos Aires. Pero también satisfizo a los paranaenses de que la puesta tuviera la participación de cantantes, actores y bailarines de Paraná y de alrededores, seleccionados en audiciones dirigidas por el régisseur, Eduardo Casullo. Y Aída fue vivida por todos: con toda la majestuosidad de ver en acción a más de 250 personas, dando lo mejor de sí en un escenario natural, que pareció mudado del antiguo Egipto para establecerse a orillas del Paraná.

El espectáculo fue producido por Fundamos (Fundación para la Música), el Centro de Egresados del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y las Secretarías de Turismo y de Cultura y Deporte de la Municipalidad de Paraná. Diario UNO de Entre Ríos en el día de su cuarto aniversario auspició la histórica apuesta cultural en la capital provincial.

Diario Uno de Entre Ríos

Paraná Noviembre 13, 2004

Diario Uno - 13/11/2004 - Nota
 

Brillo. Aída convocó a miles de personas

Con éxito, la ópera regresó a Paraná

Pese al frío, los paranaenses, y muchos visitantes que llegaron desde diversos puntos del país, pudieron apreciar la obra de Giuseppe Verdi, una de las más populares del repertorio clásico, y marcaron un hito en la historia de la ciudad.

Si alguien, hace un año, hubiese sugerido que miles de paranaenses dejarían sus casas en una jornada cuasi otoñal para asistir a una ópera al aire libre, es muy probable que su propuesta hubiese despertado hilaridad y que fuese recibida con algo de escepticismo y mucho de incredulidad.

Sin embargo eso fue lo que aconteció anoche en el Parque Urquiza, frente al río, con la presentación de Aída. La reconocida obra de Verdi convocó a un auditorio multitudinario que siguió las alternativas de la historia de amor entre Aída, Radamés y Amneris, situada en el antiguo Egipto.

Tal vez el calificativo exitosa sea el más adecuado para definir la velada, ya que pese a inconvenientes diversos, que empañaron el brillo de un trabajo para destacar, hubo detalles significativos que le restaron brillo.

Inconvenientes significativos en el ingreso y la ubicación en el sector de plateas pagas, generaron una demora de más de una hora sobre el horario de inicio previsto. De todos modos, más allá de algunos incidentes aislados y el reclamo de grupos de personas afectadas por este detalle descuidado, la velada se desarrolló con normalidad.

Estas desprolijidades repercutieron en un resultado final que técnicamente podría considerarse discreto.

Sin embargo, considerando globalmente la propuesta, no es injusto decir que la misma resultó exitosa. Y ello por varios motivos. Uno de ellos la posibilidad de ratificar que la ciudad está preparada para afrontar estos desafíos. Cuenta con la capacidad material, humana y artística.

Convocatoria. Por otro lado, es interesante observar que cuando se cuenta con la decisión, el trabajo coordinado entre sector privado y público puede funcionar. En el caso del Municipio, vale remarcar el aporte de todas las áreas convocadas a participar en el proyecto.

Este tipo de hechos que permiten levantar la autoestima y reconocer potencialidades propias.

Por otro lado, permite aventar prejuicios, como aquel que reza que este tipo de espectáculos son de neto corte elitista y están lejos de ser masivos.

Esto no es así y quedo claro anoche, cuando miles de espectadores desafiaron el frío para instalarse, sillón y termo en mano, a observar la obra desde un balcón privilegiado sobre el río.

Familias y personas de todas las edades fueron testigos de principio a fin de la presentación de esta puesta con reggie de Eduardo Casullo y que entre sus puntos destacados tuvo la escenografía de Ercilia Alonso.

Pero no sólo el esfuerzo del público fue valioso. También resultó encomiable el profesionalismo de los solistas que desafiando unas condiciones ambientales francamente adversas concretaron una tarea titánica, colosal.

Brillaron las voces de Vera Golob (Aída) y el paranaense Carlos Duart (Radamés), con composiciones contenidas y equilibradas. A ellos se sumó María Luján Mirabelli (Amneris) destacándose también la soprano santafesina Susana Caligaris (Shapenupet).

Enrique Gibert Mella, Juan Barrile, Orestes Chlopeck y Adrián Castagnino acompañaron con solvencia desde sus roles el trabajo de los protagonistas.

Apoyo. No puede omitirse en el balance final el aporte esencial de coros y grupos locales sin los cuales Aída hubiese resultado un sueño impracticable.

Y la presencia de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos y de la Banda de la Policía de Entre Ríos, dirigidos todos por el maestro Reinaldo Zemba, que una vez más puso de manifiesto su solvencia para ensamblar las piezas en un trabajo de relojería.

Precisamente por esto último, es decir por la gran cantidad de variables puestas en juego y la coordinación, y en función de que la puesta transcurrió interpretativa y musicalmente sin sobresaltos, es que puede decirse sin temor a equivocarse que el espectáculo de anoche fue todo un éxito.

Después de muchos años, la ópera volvió a Paraná. Un paso fundamental en muchos aspectos —principalmente para el desarrollo de la actividad cultural a nivel masivo— ha sido dado. Resta esperar lo que vendrá.

El Diario

Paraná Noviembre 13, 2004

por Carlos Marín

El Diario - 13/11/2004 - Nota